Es con mucho placer que anuncio la publicación de
Las brújulas rotas, editado en Bogotá por el Taller de Edición Rocca
Es con mucho placer que anuncio la publicación de
Las brújulas rotas, editado en Bogotá por el Taller de Edición Rocca
Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu
Pater in manus tuas commendo spiritum meum
Dejaron de anunciar el alba los ocasos
y el cielo el cielo sin más remedio que sus fuegos fatuos
donde el desamparo cuelga sus augurios
a ras del hombre nada
umbrales para que el vacío oficie el término del viaje
pues la mano de la madre refrescando la frente
¿cuándo fue?
¿alcanzarán hasta mañana las migajas?
ir por el mundo con el corazón desecho luego henchido luego…
en quién confiar cuando la fábula se apaga
cuando son incógnitas las piedras y la luna
Y es que un día le entregué el alma a las palabras
fue una derrota
el vértigo inaudito de su canto
me extravié en otras lenguas hasta perder el sabor genital de las frutas
mirad el mar el mar
miradlo hecho cenizas
cuál es entonces la condena
si hay manos que le apretaban el cuello a la añoranza
digo y no sé quién lo dice
y no sé quién me digo
Perder irremediable espera
Pues lo hemos probado todo incluso la muerte
su silencio sus trajines
tanto en escondites donde
borramos con otro nombre nuestro nombre
como en medio de las plazas embalsamados por la fiebre de los uniformes
morimos lejos tan lejos como pueden sólo agonizar los vientos
más allá de la hora sexta
más allá de lo exhausto de los cuerpos
llevando en los corotos la culpa de andar vivos
El sol el sol quemándose en los ases
Por dónde entrar pregunto
por dónde entrar si no es por el olvido
Crece la maleza en el solar
las hiedras suben al asalto de los muros
como avezadas en el terror nocturno
pero no tienen sangre los adobes
ni el juez levantará un acta de deceso
Ah del reino de alas blancas que la melodía concita
en los rescoldos del pasado
¿quién se hará cargo al lado de sus lágrimas?
porque la luz se queja en los oscuro de las cosas
como la médula blanca diluye sus sustancias
en el instinto vertical del rojo y de las sangres
Qué manos se tienden
qué coro de voces recoge la flaqueza de mi acento
despojadme de la aflicción
os diré lo que me queda
000
leonardo torres londoño, septem verba, 2014
000
Mulier ecce filius tuus … ecce mater tua
000
toma y daca
de madres al azar e hijos por doquier
la humanidad en marcha por las goteras de un deseo
(la libertad de mi vientre dejaría tu nombre en blanco) hijo
he ahí a tu madre ahuyentándote los sueños pues
tu enfanteras dans la douleur dijo el señor
que multiplicó el dolor y las preñeces
000
entonces te ibas preguntando
dónde está y ya estaba muerto
y nadie madre para decir mi nombre
agua pasó por aquí cate que no la vi
te respondían
llévame madre al cementerio
ponme una cruz encima con mi nombre que lo lean
la luna lela lela y las tropas paralelas
mi muerte es un perfil en el latón de sus medallas
un uno donde había un cero
lo sabían ellos que enmudecen como turbios
¿es éste su hijo? ¿es usted su madre?
afirmativo afirmativo
luego se desplomaba la serenidad de los silencios
000
ellas entre tanto dando vueltas
añadiendo mortajas a la verdad
que su vejez trenza obstinada
la mentira alrededor impúdica
pero siempre nadie pero siempre nada
más que las coartadas del olvido
un mismo hedor cruzando
las fronteras y los años las preguntas
los hijos muertos muriendo lejos quién sabe dónde
sus huesos íngrimos en los ojos fríos
el fruto de sus vientres arrullado por la impostura
pero siempre nadie pero siempre nada
más que los verdugos
y un badajo criminal arriando las campanas
sordas de tanto sonar a muerto
es debajo de la tierra que urgen las palabras
cuando más falta hacen los brazos
los abrazos
madre estoy aquí en el fondo del mar pero no despierto
quién te lo dirá
quise dar a luz madre y me dieron las tinieblas
000
pero más allá la piel curtida de tus senos amamantando insectos
tu regazo sólo hambre tu mirada
fija en el descenso de los buitres
ya le he robado a papá su cartuchera madre
ha llegado mi hora dice el hijo
orfandad orfandad
en la inanición de los arrullos
000
leonardo torres londoño, escrito a lápiz, 2014
ooo
Amen dico tibi hodie mecum eris in paradiso
siempre ocurre
aunque la lluvia tarde
el cielo hace lo suyo
la tierra abre sus carnes al aguacero
pero ya no hay huerto hacia el cual volver el rostro
ni noticias de la cosecha
y ya se es otro
+++++++++
cae la tarde
acuden las promesas:
esta noche
estarás
conmigo
en el
paraíso
+++++++++
000
¿padre? -nos están matando
ahora cuando el tiempo falta
pues hemos llegado al fin al
estupor afásico de la historia que nadie cuenta
el cielo se oscurece de parte a parte
henos aquí sobrecogidos sí decidme
los huracanes midiéndose con los goznes
ahora y en la hora de
volver la vista atrás de darse cuenta que
no hemos llegado a ninguna parte o
éste era el lugar y nadie espera
olvidaron poner el señuelo en la ventana
tanto esfuerzo padre tanto esfuerzo
y al final esto Sigue leyendo
000
Queda la mentira Prevalece Reina el espejismo
reinan las inocencias deshechas
ah de las mutilaciones y los pedernales y los huesos
saltaron de los mapas las cruces ¿lo habéis visto? ahora pueblan las fronteras
los verdugos ostentan un pendón blanco en su sonrisa
¿desde cuándo es blanca la sangre? -decídmelo
y es que ni los gritos, y es que ni las maldiciones pueden
nos quedan los lunares manchando las vistas
el celuloide atroz de los padecimientos
como rescoldos opacos dispuestos al engaño
mientras ellos mueren en sus lechos
absueltos
esperando la veneración de los retratos y los cirios y las flores
¿qué hacer entonces si ya nada los alcanza?
sería demasiado dejarles el orgullo sucio de sus lágrimas
hacerse cargo del peso de su olvido
ay qué dolor qué dolor qué pena
como si fuera un destino ser víctima y desecho
pero ¿no es lo que hacemos?
qué lenta la verdad qué lenta
izad la quimera
si al menos dieran paso a otra laya
y fuera necesario regresar a la forja
cambiar el perfil de las armas
acunar nuevas ilusiones, pero no,
nacen como de sí mismos
con la ferocidad de espejos
absortos en su reflejo
opaca es la luz que dispensan
desde las garitas del hartazgo
opacos los guarismos donde encierran
las llaves estrechas de su avaricia
-no abráis los ojos
la espada del guardián os quemará las pupilas
lasciate ogni speranza voi ch’entrate
de ti lo saben todo
cuánto vales cuánto debes
cuántas vetas hallarán tus manos encallecidas y a qué precio
y han previsto el apellido de tus hijos que heredarán
las rayas acumuladas en la tienda
si te alzas en su contra en su persecución
hallarás tu recompensa
la sal la sal que sigue a las ablaciones
regadla por dentro
es preciso extirpar lo que han puesto en nosotros
no podemos perdonarles nada no podemos
siempre han sabido el cómo el hacia dónde
así que mira hacia los tuyos mirémonos
el corazón levanta el polvo de las batallas
000
leonardo torres londoño, escrito a lápiz, 2014